lunes, 19 de diciembre de 2011

Las fotos del viaje

Durante este tiempo hemos intentado explicar brevemente nuestras vivencias en la India y Maldivas, pero la sensación real, el sentimiento de cada momento, en cada sitio, no se puede transmitir ni siquiera con todas las fotos del mundo. Así que la única manera de conocer India y Maldivas es viajando ahí.

Hemos sacada miles de fotos y partir de ahora empieza el trabajo de seleccionar las mejores. Muchos Gigas nos esperan, y os invitamos a seguir nuestros blogs de fotografía para mostraros nuestra visión del viaje en imágenes.

Eva: http://evamenorca.blogspot.com/
Angel: http://lafotodelmomento.blogspot.com

A casa!

Último día en el paraiso, último día de viaje y último día de luna de miel. Se acaba la aventura, hemos descubierto la vida en India con nuestros propios ojos, y un país como Maldivas que nos ha entregado la paz que necesitábamos después de 20 días de viaje, de comer mal, de dormir muy poco, de km de carretera bacheada y tremendamente peligrosa, de humo, polución y polvo, de horas en los aeropuertos para coger hasta 13 aviones... pero de descubrimientos, de tradiciones indias, de sus costumbres y manera de vivir.

Estamos contentos de haber conocido paises como estos, en los que parecen el blanco y el negro, un contraste enorme, y sitios exclusivos que muy dificilmente se conservan aún entre la presión humana.

Esta mañana la hemos dedicado a mentalizarnos para la vuelta, a disfrutar de la habitación de este lujoso hotel y de recogida de maletas. Ha sido una mañana lluviosa, hemos tenido suerte con el tiempo ya que nos ha respetado los dos días que teníamos en Maldivas. Pero este sitio incluso lloviendo sigue siendo increible, un lugar apartado en el mundo, pero tan cerca al mismo tiempo.

Salimos a las 17 horas del hotel con el hidroavión de vuelta, para coger el avión hacia Qatar sobre las 20:00 hora local. Unas 4 horas de viaje para luego pillar el penúltimo avión hacia Barcelona, unas 7 horas de viaje más. El último vuelo será hacia nuestro paraiso particular, Menorca, otra joya del Mediterráneo.

Adiós,

Angel y Eva.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Maldivas (II)

Nos hemos despertado en el paraíso, no es un sueño, es real! Esta noche ha llovido algo, pero vuelve a lucir el sol con mucha fuerza, hace calor. Damos la vuelta a la isla caminando, 15 minutos sin nadie en la playa, 1 km andando!

Hemos desayunado en el buffet del hotel, con todo lo que se merece un buen desayuno buffet de primera. Luego nos hemos dirigido al centro de buceo, nos tenían todo el equipo a punto, un lujo. Hemos hecho la primera inmersión de orientación en la laguna, en barco, con tres tripulantes y nuestro dive master, solo para nosotros dos. Hay poca visibilidad por la gran cantidad de placton que hay, comida abundante para los peces, pero no nos impide ver dos mantas, una raya, un tiburón de punta blanca...

Hemos quedado a las 3 para realizar la inmersión al arrecife. Después de comer en el restaurante a un precio decente y muy bueno todo, nos hemos ido al arrecife en el barco nosotros dos solos otra vez. Allí durante una hora vemos toda clase de vida marina, hay muchísima vida, peces y corales de todos los colores, tiburones, morenas, bancos de peces, ... impresionante.

La tripulación nos ayuda con la botella, el jacket, etc y nos ofrece la toallita refrescante de turno, y una merienda a base de fruta, pasteles y café, en el mismo barco. Impresionante asomarte a la superficie en medio del océano.

Volvemos exhaustos a la habitación, nos damos un bañito y una ducha y hemos solicitado cenar en la misma playa, el hotel dispone de mesas preparadas sobre la arena. Dos cervezas Tiger, y buena compañía. Aquí se acaba nuestra última noche en el paraiso.


sábado, 17 de diciembre de 2011

Maldivas (I)

Hemos dormido tres horas solamente porque nos toca el vuelo con hidroavión desde Malé hasta nuestro atolón a las 8 de la mañana. Empieza otro sueño, del que no estábamos preparados. La atención del hotel Constance Halaveli Resort es impresionante. Tiene terminal privada, donde hemos tomado un desayuno buffet mientras esperamos al hidroavión, que son los taxis de aquí.

Ha hecho un sol espléndito, lo que realza más la aventura que hemos vivido, un vuelo en hidroavión de 20 minutos sobre los atolones de Maldivas, azules turquesa, islas deshabitadas, y la capital Malé superpoblada, con la densidad de población más alta del mundo. Es una excepción, el resto son islas paradisiacas con una altura máxima de 2 metros en todo el país!

Aquí hace 28 grados constantes día y noche, y el agua está caliente. Hemos aterrizado en la laguna de nuestro hotel y nos han recogido con barco y trasladado a la isla, con un recibimiento del personal de recepción. Fantástica atención.

Hemos llegado al paraiso! Existe!! alucinamos con la isla de 1 km de perímetro, con sus cocoteros verdes, su arena blanca sin nadie, y sus azules turquesas. Después de familizarizarnos con los servicios del hotel, nos trasladan en coche eléctrico a nuestra choza sobre el agua cristalina del océano índico, de 100 metros cuadrados, con todo lujo de detalles, comodidades, piscina privada con acceso directo al mar. La ducha y el retrete con vistas al agua, donde se ven pasar tiburoncitos y peces enormes muy a menudo.

Nos hemos dado una ducha reparadora, deseábamos limpiarnos con todas las garantías. Por fin limpios, nadamos en la piscina descorchando una botella de cava Jaume Serra!. Y al agua del mar!!

Después de comer la hamburguesa más cara de toda mi vida, hemos organizado las inmersiones para mañana y hemos disfrutado de la piscina comunitaria y de la puesta de sol impresionante. Además, 8 rayas son han visitado en la playa, las hemos tocado y todo!

Un contraste muy grande con respecto a India, hemos alucinado todo el día, y estamos felices de haber venido hasta aquí aunque sea una vez en la vida.

Se acabó India! Empieza Maldivas!

Otra vez las campanas suenan de despertador, y la niebla que sigue presente en India, algo muy habitual en esta época, aunque a media mañana escampa. Hemos salido sobre las 09:30 y hemos pasado el día entre aeropuertos de tres países.

El aeropuerto de Varanasi se ha inaugurado hace solo 6 meses, pero ya está lleno de goteras, mal acabados. Hemos coincidido otra vez con los franceses vecinos, la curiosidad nos lleva a volar en el mismo avión destino Delhi y además se sientan delante nuestro.

La operatividad en los aeropuertos es algo pesada ya que aquí te hacen enseñar muchas veces la identificación y la targeta de embarque, a cada control. No se entiende mucho, pero aquí cada uno tiene un trabajo muy específico asignado, no muy efectivo. Hemos volado con SpiceJet muy bien a Delhi, ciudad muy extensa y desestructurada, como se ve desde el cielo.

Después salimos hacia Sri Lanka, se acabó India!! Vamos a la capital, Colombo para tomar otro avión a Malé, capital de Maldivas. Aterrizamos en Colombo a las 23 de la noche. 28 grados de temperatura y mucha humedad, ya estamos en el trópico!!

A la 1 de la madrugada cogemos el último avión del día, hacia Malé. Hemos llegado a las 2 y entre las maletas, el taxi y el check in del hotel, hemos ido muy tarde, a dormir.

La primera sensación es que dejamos atrás la suciedad y contaminación de la India, por fin.

Varanasi (III)

Otra nochecita con ruidos de perros ladrando y las campanas que empiezan a sonar antes de amanecer. Es signo que empieza un nuevo día y la gente se pone a trabajar. Hoy hemos desayunado en el Lotus Lounge, de Nutella!! sabores olvidados. Estos días hemos tenido más problemas estomacales, habremos bajado la guardia y esta ciudad ofrece todas las condiciones para pillar alguna bacteria maliciosa. Pero lo hemos sabido torear muy bien hasta ahora.

Hoy nos hemos propuesto comprar algunas cosas y pasar a la otra orilla del río. La verdad ir de compras aquí es como tirar la toalla, casi todas las tiendezuelas tienen los mismos productos, y de muy mala calidad. Nos hemos pateado medio barrio de bazares y callejuelas de dos metros de ancho, como siempre, llenas de polvo y mierda. Además aquí es normal orinar en las calles así, que es otro olorcito a añadir a la colección, a parte de ir sorteando riachuelos.

Hemos encontrado unas postales muy apropiadas y las hemos enviado, no sin antes tener dificultades para encontrar la oficina de correos. Hemos pasado por delante tres veces y no la hemos distinguido del resto de casuchas viejas y sucias. El personal trabaja a papel y lápiz, nada de avances tecnológicos. El sello se pega con pegamento.

Después de esto nos hemos dirijido a los ghats y hemos alquilado una barca para pasar al otro lado del río, donde había bastante gente bañándose. No es nada extraño, simplemente una zona alternativa, donde los comerciantes también fijan sus mantas para intentar venderles algo. La orilla es de arena y no hay ninguna construcción, montones de basura y la misma contaminación. Algún vejestorio esperando su turno, ya que muchos vienen sin nada a Varanasi a esperar su muerte. El remero parece un pobre hombre, como muchos aquí, y al ver un billete flotando no ha dudado en dar marcha atrás y recogerlo con discrección. Solo eran 10 rupias, 15 céntimos, pero para ellos es mucho.

Hemos vuelto a comer en el restaurante junto al hotel después de ir andando un rato, ver a los búfalos bañándose en el río con los cuervos sobre sus cabezas para limpiarles los ozicos. El dueños también los ha lavado un poco. Varanasi al ser ciudad sagrada no se puede vender alchol así, que aquí no hay cerveza, a pesar que en algunos restaurantes la ofrecen de contrabando.

Después de comer se erupta, es normal aquí. Nosotros queremos imitarles pero no podemos. En la sobremesa nos hemos quedado en el chillout viendo volar decenas de cometas en el cielo. Los niños aquí con pocos recursos se divierten haciendo la guerra en el aire entre ellos, o simplemente, haciendo piruetas. Es un espectáculo.

Más tarde hemos salido sin cámaras, para disfrutar de la última noche en India sin presión fotográfica. Hoy la sorpresa ha sido la luna llena, pero además con eclipse total de luna, con lo que ha atraido a muchos hindús a realizar el baño en el Ganga. Hemos cenado en el Dophins y hemos vuelto caminando por la orilla entre las multitudes de gente haciendo el ritual durante el eclipse.



Varanasi (II)

Hoy hemos vuelto a madrugar para poder poder ver la salida del sol desde una barquita en el Ganges. A las 6h nos ha venido a buscar el barquero al hotel. Nos han acompañado una pareja de franceses, nuestros vecinos de habitación, unos trotamundos jubilados, muy agradables.

La espesa niebla ha hecho que la visibilidad fuera reducida pero la actividad en el río es intensa a esas horas de la mañana. Está lleno de mujeres cantando y cargando con los fardos de ropa que los hombres lavan en la orilla, golpeándola contra piedras planas. Después la ponen a secar en el suelo, sobre montañas de basura, polvo y estiercol de vaca.

Hemos llegado hasta uno de los dos ghats de cremaciones, que funcionan las 24 horas del día. Varanasi es una de las siete ciudades sagradas de la India en la que se puede romper el ciclo de las reencarnaciones al quemar tu cuerpo y tirar las cenizas al río sagrado Ganges (Ganga). Para ello deben quemar los cuerpos durante las 4 horas siguientes al fallecimiento, realizando una serie de rituales. Las personas que no necesitan ser purificadas por el fuego (niños menores de 10 años, hombres santos, mujeres embarazadas, leprosos y muertos por mordedura de cobra) son tirados directamente al río atados a piedras para que se hundan.

En el mismo ghat se amontona la madera que las familias pueden comprar a peso eligiendo la calidad de la misma en función del poder adquisitivo. Los muertos se trasladan en una camilla de madera cubiertos por una tela naranja en caso de ser mujer, y beige para los hombres. Las mujeres no asisten a las cremaciones de sus familiares ya que está prohibido llorar. Los cuerpos empiezan a arder después de prender fuego con la llama sagrada que nunca se apaga. Al acabar la cremación, las cenizas se purgan para encontrar las joyas que llevaban puestas los fallecidos, es parte del negocio. El resto se tira al río.

A pesar de lo impactante que pueda parecer, el respeto y la naturalidad con que realizan el ritual hace que nos parezca algo digno de ver y nos sentimos privilegiados de poder asistir al proceso. Nos sorprende la rapidez con que se queman los cuerpos y quedan reducidos a cenizas.

El resto del día lo hemos dedicado a pasear por los distintos ghats, calles interiores y bazares. Los comerciantes son los más pesados y sólo quieren atraerte hacia sus tiendas, llevarte en bote, afeitarte la barba, masajearte, venderte velitas, incienso, etc. Lo más importante es no hacerles caso y sólo aceptar lo que realmente deseas hacer o comprar, siempre regateando como es habitual.

Más tarde hemos cogido otra barca para contemplar el ghat principal de cremaciones desde donde llegamos a ver hasta 15 hogueras en marcha, y otros cuerpos esperando su turno. Impresiona verlo en la oscuridad.

Hemos vuelto al hotel haciendo alguna foto nocturna. Durante el camino nos han ofrecido droga, y a pesar de ser solo las 21 de la noche, preferimos retirarnos a descansar.