jueves, 1 de diciembre de 2011

Agra (II)

Definitivamente la India no es para explicar, es para vivirla. Miles de instantáneas pasan por nuestros ojos, miles de historias imposibles de reflejar en una foto. Podríamos estar días enteros en uno solo de estos tantos poblados que cruzamos al dirigirnos hacia Ranthambore.

Empezó el día con la visita al majestuoso mausoleo taj majal. Nos hemos levantado a las 5 30 de la mañana y sin desayunar partimos hacia el monumento para ver la salida del sol y los rayos como impregnan el mármol de un color dorado. Esta vez la niebla nos respetó. El Taj Majal se empezó en el 1631 por Sha Yaham para calmar su pena por la muerte de su segunda esposa Muntaz Majal que murió al alumbrar su catorceavo hijo. Más de 20000 hombres trabajaron en su construcción, dicen que en el mismo año de su muerte. Un sueño estar aquí.

Después de desayunar partimos hacia Ranthambore. La ruta ha sido dura por el tiempo que hemos pasado en el coche y las siete horas de trayecto y por las horrendas carreteras que hemos circulado. De todos modos no hemos parado de observar la increíble, extensa y real india. Una pobreza enorme.

Miiles de estampas agrícolas se repetían, campos de chili,  interminables de mostaza que coloreaban de amarillo las praderas. Nos hemos cruzado con multitudes de vacas, camellos, jabalíes, perros, cabras, ardillas, mono, aves, y búfalos. Un solo búfalo vale 50.000 rupias, unos 800 euros, que proporcionan 20 litros de leche al día. Finalmente después de quedar exhaustos del viaje llegamos al hotel de Ranthambore sobre las 6 de la tarde. El hotel es un resort muy acogedor con mini apartamentos con jardínes muy verdes y una piscina. Reservamos en safari para mañana y nos vamos a cenar. A ver si hay suerte.



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