sábado, 17 de diciembre de 2011

Varanasi (II)

Hoy hemos vuelto a madrugar para poder poder ver la salida del sol desde una barquita en el Ganges. A las 6h nos ha venido a buscar el barquero al hotel. Nos han acompañado una pareja de franceses, nuestros vecinos de habitación, unos trotamundos jubilados, muy agradables.

La espesa niebla ha hecho que la visibilidad fuera reducida pero la actividad en el río es intensa a esas horas de la mañana. Está lleno de mujeres cantando y cargando con los fardos de ropa que los hombres lavan en la orilla, golpeándola contra piedras planas. Después la ponen a secar en el suelo, sobre montañas de basura, polvo y estiercol de vaca.

Hemos llegado hasta uno de los dos ghats de cremaciones, que funcionan las 24 horas del día. Varanasi es una de las siete ciudades sagradas de la India en la que se puede romper el ciclo de las reencarnaciones al quemar tu cuerpo y tirar las cenizas al río sagrado Ganges (Ganga). Para ello deben quemar los cuerpos durante las 4 horas siguientes al fallecimiento, realizando una serie de rituales. Las personas que no necesitan ser purificadas por el fuego (niños menores de 10 años, hombres santos, mujeres embarazadas, leprosos y muertos por mordedura de cobra) son tirados directamente al río atados a piedras para que se hundan.

En el mismo ghat se amontona la madera que las familias pueden comprar a peso eligiendo la calidad de la misma en función del poder adquisitivo. Los muertos se trasladan en una camilla de madera cubiertos por una tela naranja en caso de ser mujer, y beige para los hombres. Las mujeres no asisten a las cremaciones de sus familiares ya que está prohibido llorar. Los cuerpos empiezan a arder después de prender fuego con la llama sagrada que nunca se apaga. Al acabar la cremación, las cenizas se purgan para encontrar las joyas que llevaban puestas los fallecidos, es parte del negocio. El resto se tira al río.

A pesar de lo impactante que pueda parecer, el respeto y la naturalidad con que realizan el ritual hace que nos parezca algo digno de ver y nos sentimos privilegiados de poder asistir al proceso. Nos sorprende la rapidez con que se queman los cuerpos y quedan reducidos a cenizas.

El resto del día lo hemos dedicado a pasear por los distintos ghats, calles interiores y bazares. Los comerciantes son los más pesados y sólo quieren atraerte hacia sus tiendas, llevarte en bote, afeitarte la barba, masajearte, venderte velitas, incienso, etc. Lo más importante es no hacerles caso y sólo aceptar lo que realmente deseas hacer o comprar, siempre regateando como es habitual.

Más tarde hemos cogido otra barca para contemplar el ghat principal de cremaciones desde donde llegamos a ver hasta 15 hogueras en marcha, y otros cuerpos esperando su turno. Impresiona verlo en la oscuridad.

Hemos vuelto al hotel haciendo alguna foto nocturna. Durante el camino nos han ofrecido droga, y a pesar de ser solo las 21 de la noche, preferimos retirarnos a descansar.




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