sábado, 3 de diciembre de 2011

Jaipur (II)

Hoy ha sido un día ajetreado y repleto de emociones.

Hemos comenzado con la visita al fuerte Amber, con su tradicional subida a lomos de elefante. Es una turistada pero muy divertido y diferente. Hay decenas de elefantes esperando su turno, casi todos con bonitas pinturas de colores y con una especie de cama en su lomo donde pueden ir 2 personas. El conductor va sentado en el cuello.

El fuerte es bonito pero no hemos perdido mucho tiempo en él ya que queríamos aprovechar el día.

Desde el Nahargar Fort hay unas espectaculares vistas de la inmensa Jaipur, aunque la mañana bastante nublada no nos ha dejado apreciarlas como debía.

El Jal Mahal, un palacio construido en medio de un lago, es realmente de postal. Por cierto, nosotros solo vimos 3 plantas ya que las otras 4 están sumergidas.

Tras nuestra sesión de turisteo pasamos a la acción y decidimos perdernos unas 3 horitas por las callejuelas de lis bazares, repletas de tiendecitas agrupadas por gremios. Las calles están muy sucias a pesar de que hay muchas mujeres con saris y chalecos reflectantes barriendo con una especie de escobas hechas con ramas. El problema es que todos tiran la basura a la calle y el alcantarillado es abierto así que se va acumulando la porquería.

Hemos estado buscando el libro de El Principito en hindi por todas las tiendecitas de libros sin éxito. Al final lo hemos encontrado de casualidad en una tienda que había justo al lado del restaurante donde hemos ido a comer, muy cerca del Raj Mamdir, el cine más famoso de la India. El libro ha costado 95 rupias sin regatear unos 1,5 euros).

Por la tarde hemos visitado el centro Ladli que se dedica a ayudar a miles de niños de la calle de toda India y que por el motivo que sea se encuentran en situación de desamparo (huérfanos, abandonados, enfermos, prostituidos por sus padres...). Sus responsables nos han atendido y nos han explicado su proyecto y las instalaciones q poseen gracias a las donaciones y el trabajo de voluntarios. Escuela, hospital, dormitorios, salas de juegos, comedor, cocina... El médico del centro nos lo ha ido enseñando todo, incluso el taller de confección donde los niños aprenden un oficio y cobran su primer sueldo gracias a sus creaciones (bolsos, colchas, pasminas...) que venden por encargo. Hemos podido pasar un rato muy divertido con lis niños, a lis que les hemos entregado material escolar y algunos juguetes. Ha sido genial verlos reír, porque sabemos que detrás de esos ojos brillantes y esas enormes sonrisas se esconde una terrible historia q no deseamos a nadie, y mucho menos a un niño. Hemos hecho una pequeña donación al centro para que puedan seguir adelante con su proyecto y nos hemos despedido con mucha pena de esta gente que hace un trabajo tan grande.

Por la noche, y vista la experiencia de la noche anterior, hemos decidido salir a la caza de más bodas. A bordo de un tuktuk conducido por dos personajes divertidísimos hemos recorrido la ciudad hasta que hemos encontrado la primera. Se han puesto contentísimos al vernos interesados y a Eva la han hecho subir en la carroza con la novia. Después las mujeres casadas la han raptado y la han llevado a bailar con ellas como locas mientras los hombres les daban dinero, como es tradición. Ha sido muy divertido pero no querían que nos fuésemos y ha resultado complicado escapar. La siguiente boda era privada en un recinto enorme preparado para la ocasión al que se accedía a través de un túnel de guirnaldas de flores con estatuas de cisnes. El de seguridad nos ha dejado colarnos un ratito. Era una boda a lo grande, de gente de muchísimo dinero, con un escenario impresionante, música en directo, pantalla gigante y muchísima comida y camareros. Tenían expuestos los coches que les había regalado el padre de la novia.

Después de esto, nos volvemos al hotel más q satisfechos.

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